miércoles, 10 de marzo de 2010

LOS KIRCHNER

     



CADA VEZ MÁS CERCA
DE ISABEL Y LÓPEZ REGA


“Al parecer Perón antes de morir le había aconsejado a su esposa, Isabel Martínez, acercarse al líder de la oposición, el radical Ricardo Balbín, pero ella finalmente no siguió el consejo y se apoyó principalmente en su ministro de Bienestar Social y secretario personal de Perón, José López Rega, conocido como Daniel por sus allegados y el Brujo por sus adversarios políticos. López Rega ejerció una importante influencia sobre Martínez en buena parte del gobierno, fortaleciendo la presencia de los sectores de la derecha sobre los distintos movimientos sociales, y organizó desde el gobierno una fuerza parapolicial conocida como Alianza Anticomunista Argentina o Triple A que emprendió acciones contra figuras destacadas de la izquierda que acabarían en atentados, secuestros, torturas y asesinatos. Durante el gobierno de Isabel Perón se intervinieron varias provincias disidentes, universidades, sindicatos, los canales de televisión privados, y se reforzó la censura contra libros, diarios y revistas. Durante este período se vivieron situaciones marcadas por un notorio oscurantismo y una casi completa inoperancia administrativa en todos los niveles del gobierno”.
"Frente a los que digan y a los que sabotean, a los que se resisten a ayudar y persisten en trabajar para el desastre se destaca la actitud de los trabajadores de la patria. Tengo plena fe en que esta actitud será completada por los restantes sectores de nuestro pueblo, con generosidad y ánimo resuelto, sabiendo que esta vez solo la unión y el esfuerzo de los argentinos salvará a los argentinos y a la Argentina." (Isabel Martínez de Perón, discurso de 1975
).


Los que todavía se sorprenden por los dislates que ofrece casi a diario la presidenta de los argentinos utilizando para sus propósitos la cadena nacional que involucra, además del canal oficial (Canal 7), a otros medios periodísticos que le repugnan, deberían apreciar en esa acostumbrada locuacidad no solo el alto grado de chauvinismo y pobreza intelectual que posee sino también el modo con que pretende justificar los gruesos errores que se suceden en materia institucional y jurídica soslayando reglas constitucionales y haciendo caso omiso de los dictados de la justicia en asuntos en los que la misma ha fallado en contra de las pretensiones de su gobierno.

Cuando la oposición todavía era minoría en el senado, en diputados, numerosas voces se alzaban en señal de alarma al asistir a un progresivo intento de instalar un proyecto hegemónico en el país, en donde no importaban los límites morales y éticos, sobresalía la soberbia y resaltaba la pobreza discursiva del matrimonio presidencial para sostener ese modelo. Esa estrategia del gobierno, pese al traspié sufrido en las elecciones del 28 de junio, fue en aumento y de ese modo el kirchnerismo pudo imponer fácilmente la mayoría automática en ambas cámaras para convertir en ley los caprichos del matrimonio presidencial. De modo tal que, el oficialismo, presumiendo que se iban a introducir cambios muy importantes en ambas cámaras legislativas, logró aprobar una serie de leyes con el fin de sacarle ventaja al tiempo. Fue de ese modo intempestivo como se aprobó la discutida Ley de Medios, que a causa de varios rechazos de la justicia todavía no pudo entrar en vigencia.

Preocupados por la pérdida del control del congreso frente a la nueva conformación de las cámaras legislativas, el gobierno intenta una vez más tomar la iniciativa gobernando por decreto; consideran que el tratamiento de las leyes en el congreso resulta una pérdida de tiempo y no asegura éxito a la medida de sus necesidades. Por lo tanto, en el marco del nuevo mapa político, los Kirchner, han decidido apostar todas sus fichas a la confrontación con el Poder Legislativo y Judicial, instalando a ambos poderes en un mismo plano que a la oposición. Sin embargo, no ignoran que tanto el congreso como la justicia son dos escollos que a simple vista parecen insalvables para una gestión que día tras día está perdiendo el tren de la historia.

Enfrascados en absurdas maquinaciones de golpes institucionales y "palos en la rueda", tanto funcionarios como legisladores oficialistas se lamentan porque la oposición pudo resurgir de las cenizas y denuncian -muchos con vehemencia- un “afán de venganza" que los obliga a probar la misma medicina que la oposición debió tragar durante seis largos años de sus pares justicialistas en el Congreso Nacional.

En tanto, para los dirigentes opositores no hay intentos de venganza. Pese a que no olvidan la metodología del “todo vale”, la compra de legisladores, la extorsión con el poder de la chequera a intendentes y gobernadores, la violación de las facultades del Parlamento, sacando y poniendo legisladores de las comisiones a gusto y placer, celebran estar ocupando el rol que les corresponde: “el de oposición”, mientras el oficialismo se rasga las vestiduras visiblemente enojado por los tiempos que les toca vivir.

En el gobierno no parece tener peso la circunstancia de que una mayoría de la sociedad les ha dado la espalda como consecuencia de las políticas erráticas que se vienen sucediendo desde 2005. La inflación, el costo de vida, la corrupción (en todos los niveles de gobierno), la huída de capitales, la pobreza, la marginación, la desigualdad social imperante, el desastre del conurbano bonaerense, la inseguridad palmaria, la educación calamitosa, la impronta de manejar los recursos coparticipables con discrecionalidad y la discriminación con que se los materializa problemas que se agudizan a causa de los superpoderes, caldo de cultivo de corrupción, no figuran en la agenda de los Kirchner, sólo están empeñados en gobernar sin ningún tipo de control, intentando profundizar "el modelo" a cualquier costo, ese mismo "modelo" del que tanto han hablado pero que a la vista de la pobreza de sus resultados nadie sabe para qué sirve.

Hay también una falsa dicotomía que el gobierno enarbola cada vez que puede y es la autocalificación de "progresistas" que se adjudican, convirtiendo de ese modo a toda la oposición en una expresión de la derecha. En verdad, el progresismo en la Argentina no lo encarnan algunos funcionarios ex menemistas, duhaldistas y de otras vertientes políticas que con un gran sentido oportunista se han encaramado en el carro de los Kirchner: ni siquiera pueden adjudicarse "progres" aquellos que fueron cultores de la violencia sacralizada y hoy apoyan al gobierno o participan de él en cargos ejecutivos. La historia de los hechos y actos políticos de cada individuo no lo puede encarnar el autoritarismo pragmático ni las contradicciones históricas de quienes hoy gobiernan apelando a la amnesia colectiva.

Para sostener el peso de todos estos problemas, la residencia presidencial de Olivos se ha convertido en un bunker, donde el mismísimo diputado ex presidente se ha puesto al frente de un laboratorio de ideas fantásticas pergeñado seguramente para encontrar una fórmula que pueda evitar la intromisión de la oposición y de la justicia en los asuntos de Estado.

De modo tal que la actitud de desobediencia de la presidenta a los dictados de la justicia puede ser parte de una estratagema del matrimonio para instalar la idea de haber sido víctimas de una confabulación, de un complot, de una maniobra para destituir a la presidenta y de ese modo victimizarse ante la sociedad ante un eventual pedido de juicio político y sus consecuencias.

La democracia requiere de Partidos Políticos fuertes, mientras más fortaleza institucional éstos tengan, menos influirán los personalismos. A más calidad Institucional, se corresponden estándares de vida de mayor progreso.

El pueblo no olvidará, ni perdonará una nueva frustración y menos, por supuesto, más mentiras.

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