(Por Roberto C. Neira). Eduardo Aliverti tiene una particular molestia cuando importantes medios como Clarín y La Nación dedican espacio en sus tapas a difundir los índices de pobreza o reproducen las recomendaciones papales que instan a reducir "el escándalo" de la pobreza.
Aliverti, desde hace bastantes años ha dejado de regalarnos aquellas jugosas columnas de opinión en Radio Continental cuando rendía culto a su pasión de periodista en momentos complejos y difíciles para el país pues eran los estertores del régimen militar.
Para muchos de nosotros, los que trabajábamos en medios no comprometidos con la política, la de Aliverti era una palabra esperada en momentos en que era muy difícil jugarse detrás de un micrófono para denunciar o criticar situaciones que se vivían por aquellos tiempos. La claridad de sus conceptos, su equilibrio y el modo de discernir a la hora de hacer una crítica responsable sobre los problemas que aquejaban a la nación resultaban siempre un hálito de esperanza.
Hoy, después de más de 25 años de democracia (lamentablemente no consolidada aún) y cumpliendo un rol totalmente ajeno a las circunstancias apuntadas, en un escenario signado por la disputa política y el desacuerdo entre los que gobiernan y sus adversarios políticos, conduce su programa "Marca de Radio" por La Red, como un militante más de lo que en su entorno se denomina "campo popular" dándole un tono enérgico a cada concepto con "espíritu combativo y revolucionario".
Con un equipo de periodistas, entre los que se destaca Pedro Briguer (Internacionales), acomete contra todo aquello que -según sea la rabieta oficial- es motivo de resquemores y disgustos para la familia Kirchner. Sus editoriales, de fuerte contenido crítico, están encaminadas, principalmente, a bastardear a los integrantes de la Mesa de Enlace (los conflictivos representantes del campo y principales enemigos "K"), al Grupo Clarín y a las multinacionales, preanunciando un apocalipsis político al grito de "se vienen" si no se oponen barreras al avance incontenible de la derecha, como si un país en el mundo occidental de nuestros días pudiese subsistir ajeno a las implicancias de la economía y a los desórdenes de los mercados globales y seleccionando a los grupos inversores por su ideología y no por su capacidad para invertir, producir, crear fuentes de trabajo y ayudar al crecimiento.
En el programa del sábado último (8 de agosto), un informe tercerizado sobre la mortalidad infantil y sus consecuencias, dio cuenta de que los funcionarios del área con un control más exhaustivo y orientación educativa sobre natalidad, embarazo y desnutrición podrían evitarse miles de muertes inútiles (8.000 chicos mueren por año por estas circunstancias). El tema no mereció comentario alguno de Aliverti. Tampoco expresó una palabra respecto al aumento de un 15% de los sueldos de diputados y senadores anunciado en su programa.
Sí, en cambio, abordó con cierto sarcasmo una crítica a las empresas concesionarias de las autopistas por los últimos aumentos. Quejándose por qué con tanta plata recaudada no la invierten en obras de infraestructura. Seguramente, algo que toca muy de cerca a los miembros del "campo popular" que tienen automóvil.
Pobreza, mortalidad infantil, desocupación, aumentos de los sueldos de los legisladores en momentos en que millones de jubilados apenas arañan $ 780 mensuales, no parecen estar incluídos en la agenda del "campo popular" de Eduardo Aliverti.
¿Qué de popular tendrá este campo para ignorar los padecimientos de la gente común?
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